La dura confesión de Marisa llena de tristeza a Pelayo: “Nunca fui feliz con Aquilino”

Hace unos días, Pelayo contó en El Asturiano que, durante la guerra, ayudó a su amigo Aquilino con una novia que tenía en Salamanca.

El hombre era analfabeto y Pelayo le escribía cartas a esa mujer haciéndose pasar por su amigo.

Gracias a esas cartas, Aquilino y Marisa se casaron. Lo que nunca imaginaba Pelayo es que cuarenta y seis años más tarde, consciente de que su amigo murió, se ha reencontrado por casualidad con Marisa en la caravana de mujeres.

Tal y como le ha asegurado, aquellas cartas le hicieron creer que viviría una gran historia de amor, pero nada más lejos de la realidad.

Marisa ha tenido una vida mediocre con Aquilino y, al escuchar su relato, Pelayo se ha derrumbado por dentro: siente que tiene la culpa de su infelicidad.