Marcelino y Manolita, puro amor

Manolita y Marcelino no levantan cabeza desde que su hija Marisol murió en extrañas circunstancias. Desde entonces, investigar la verdad, descubrirla y lograr que Beltrán, como culpable, acabe entre rejas está siendo toda una carrera de fondo para el matrimonio.

Como si hacer justicia por la muerte de Marisol no fuese poco, Manolita ha vivido un auténtico calvario al creer que mató a Zúñiga. Marcelino ha estado a su lado en todo momento hasta el punto de apoyarla en su decisión de entregarse a la policía.

Anabel llegaba a tiempo para esclarecer la muerte del diplomático: “Yo maté a Juan Zúñiga”. Con estas palabras la carga de la culpabilidad en los Gómez desaparecía aunque creció la preocupación por Anabel.

Decididos a ayudarla, Manolita hace que Anabel se aleje de todo para buscar su libertad y felicidad.

Ahora, Manolita y Marcelino ya pueden respirar tranquilos y orgullosos de haber lidiado una batalla más juntos.

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