Telmo se acerca a Lucía: “Confiad en mí”

Lucía no pudo llegar a tiempo a despedirse de su madre tras la carta recibida. A pesar de los esfuerzos de Juana y Marie Anne, la joven llega tarde al beguinato y Lucrecia yace en su cama.

La aristócrata tampoco tiene un buen concepto de las beguinas y le da su opinión a Marie Anne sobre las libertas. La beguina le ha explica la relación de su familia con las libertas.

Ante tantas dudas y dolor, Lucía acude a la tahona. Telmo le da un consejo. “Poner la cabeza en otro lugar ayuda a apartar el dolor”, le advierte el joven mientras la pide que confíe en él.

El tahonero se acerca a Lucía y, rodeándola con sus brazos, le enseña cómo amasar el pan poniendo sus manos sobre las de la aristócrata. Un gesto que saca una sonrisa a Lucía y la hace confesarse con Telmo sobre lo que siente tras la muerte de Lucrecia.