Francisca no permite que Aurora se lleve a Beltrán pero, por la contra, quedará con sentmiento de culpa al no cumplir con la última voluntad de su nieto.
Aurora valora la situación en la que queda su patrimonio familiar, nadie podrá hacer uso de él. Ante esto, decide poner el Jaral en venta. Rosario no dudará en alentarla, no debe preocuparse por ella que sí tiene por fin a todos sus hijos en el pueblo.
Buscando deshacerse de Eliseo, Severo y Carmelo traman un plan. Juntos, deciden no contárselo a nadie, ni a Lucas.