Don Anselmo se recupera en el dispensario e insiste en que sus dolencias son menores. Pero el cura llega a la confitería agotado y Candela lo convence que se mude con ella para cuidarlo.
Severo pone las fábricas a nombre de Eliseo y lo obliga a trabajar, pero éste se muestra insolente. Claramente, no quiere más que sacar provecho económico. En cualquier caso, queda claro que no sabría por dónde empezar. Lo que sí hace es perseguir a Sol, por mucho que ella insiste en que no quiere nada con él.