Sira se encuentra sola en un país desconocido, con una gran deuda y sin dinero ni forma de volver a España. Cuando su destino la lleve a Tetuán, conocerá a Candelaria, quien regenta una pensión en la ciudad, y la hospedará. La joven pronto se hace valer como costurera para Candelaria, que ve en ella un filón y una manera de que pueda pagar sus deudas y recuperar su pasaporte. Pero Sira solo quiere volver con su madre a Madrid.
Con la ayuda de Candelaria y bordeando la legalidad, consiguen hacerse con una pequeña cantidad de dinero, suficiente para abrir un local para que Sira pueda ponerse a coser. Poco a poco, irá encontrando la paz, la estabilidad y la alegría perdidas. También encontrará amigos y algunos enemigos.