Cisneros no solo ha revelado su verdadera identidad a Doña Teresa, sino que también le ha confesado cuáles son sus verdaderas intenciones en el hotel: acabar con Diego. La matriarca de los Alarcón tiene ante sí la oportunidad de acabar con su eterno rival si une sus esfuerzos a los del maître.
Pero ellos no son los únicos enemigos del señor Murquía; Julio sospecha que la repentina ausencia de Alicia en el entierro de Andrés tiene algo que ver con Diego, y no parará hasta descubrir el paradero de su amada.
Por otro lado, Belén aparece en el Gran Hotel sana y salva. La mujer que se suponía asesinada por Andrés regresa tras conocer la muerte de su marido. Una visita que sorprende a muchos, excepto a Ayala y Ángela quienes no dudarán en sorprender a Belén y al inspector Bazán con una revelación inesperada.
Ajeno a todo esto, Alfredo se apiada de la joven a la que ha dejado embarazada el padre Grau y le ofrece trabajo como doncella dejándola al cuidado de su hijo. Ante esta situación, Sofía no tarda en aclarar las cosas con el sacerdote que ha jugado con los sentimientos y la honra de ambas mujeres.