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Tras volver a los escenarios, la cantante tendrá una amistad muy intensa con una locutora. Tanto es así, que la madre de la artista llegará a separarse de su pequeña. Las dos amigas viven una especia de luna de miel constante. Todos los lujos son poco para ellas.

Una vez más, la tranquilidad económica le aporta felicidad a la cantante. Pero esto tampoco va a durar mucho, porque la mala suerte vuelve a cruzarse en su camino, esta vez en forma de un letal cáncer, que golpeará a la periodista. Sus modales, la convivencia, el trato a la cantante y a todos los demás… será tan despectivo como insoportable.

La cantante, arropada por una nueva amiga que, en contraposición a la anterior, es todo sonrisa y amabilidad, saldrá de esa relación dando un portazo.

Después de ese golpe, la artista decide ponerle fin, o al menos a suavizar, su carrera musical. No va a poder estar siempre subida a un escenario, moviendo la bata de cola. Por eso opta por abrir distintos negocios de hostelería, como un restaurante y una discoteca, en la Costa del Sol.

En esta nueva andadura profesional conocerá a un relaciones públicas de un casino. Un hombre que la ama de verdad, pero que no puede mantener el ritmo de vida al que ella se había acostumbrado con el torero o con la periodista.

Más tarde, recobra la ilusión con el alcalde en funciones de Marbella, un señor, hasta ese momento, casado con otra. Una vez más, la artista ve colmada toda su ambición. Incluso dejará, finalmente, de cantar en los escenarios, como siempre ha anhelado. Son años de poder, de contactos, de excesos. Así, se desencadenan las acusaciones de corrupción contra su nueva pareja.

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