Ana Mendoza, la Princesa de Éboli

Pertenece a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. Hija única del matrimonio entre Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón y Cataluña, y doña Catalina de Silva. Se casó a los doce años con Rui Gómez de Silva, Príncipe de Éboli. Tuvo 10 hijos, pero sólo vivieron 6. Según la leyenda, a los 9 o 10 años, perdió el ojo derecho durante un entrenamiento de esgrima. A pesar de esa pérdida, era considerada una de las damas más hermosas de la corte española.

A sus 36 años, Ana ya es viuda y , después de un largo matrimonio, descubre el amor y la pasión. Está enamorada de Antonio Pérez. Lo que siente por él nada tiene que ver con su vida de casada.

Doña Ana respeta al Rey, pero no le da miedo cuestionar sus decisiones. La relación de Doña Ana con el Rey, es una relación que viene de lejos, una relación estrecha, de confidencias y complicidades. Juntos han pasado por momentos difíciles y siempre han estado el uno junto al otro.

Para Ana, Felipe II, es el Rey, su Rey, y le debe fidelidad, respeto y amor.

Para Felipe II, Doña Ana es la mujer que siempre ha amado, la mujer que aún desea, y con la que únicamente tuvo una breve aventura,  hace ya muchos años. De aquella aventura nació don Rodrigo, el primogénito de la Princesa. Y éste es un secreto a voces.

Doña Ana sabe lo que el Monarca siente por ella. Y sabe también lo mucho que le dolería descubrir que ama a otro hombre.