Piril acepta definitivamente su derrota y comienza una nueva vida lejos de Sarp

Volver a Estambul fue para Piril el inicio del fin de su idílica vida. Era feliz junto a un hombre al que llamaba Alp pero que nunca dejó de ser Sarp, torturado por su pasado y siempre enamorado de Bahar.

Golpe a golpe, Piril fue aceptando el fracaso de su relación, aunque le quedaba el consuelo de que Bahar había dejado de quererle. Creía que Sarp se quedaría solo y, aunque desencantada, quizá ella nunca perdió la esperanza, por mucho que asegurara haber cerrado ese capítulo. Hasta que en el hospital ha visto lo que no creía posible: la de la reconciliación entre Bahar y Sarp.

Esa imagen ha hecho que Piril ponga punto y final definitivamente a esta etapa de su vida. Hace las maletas y se va de su mansión con sus hijos. Acepta definitivamente su derrota, pero también pone distancia con Sarp. ¿Volverán a verse algún día?