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LO QUE AFIRMAN SUS DEFENSORES Y DETRACTORES
¿Qué es la memoria del corazón?
El debate sobre si el corazón puede albergar recuerdos lleva años abierto. De un lado, los testimonios de personas transplantadas que afirman tener recuerdos, gustos o emociones que pertenecían a su donante. De otro, los médicos y científicos que aseguran que una cosa así es clínicamente imposible.
¿Puede almacenarse memoria en las células del cuerpo, más allá de las que pertenecen al cerebro y sistema nervioso? ¿Hay neuronas en nuestros órganos? En última instancia, ¿pueden quedar recuerdos en un órgano trasplantado en otra persona?
Los defensores de lo que se conoce como memoria del corazón aseguran que sí, que puede ser. Médicos como Paul Pearsall en Estados Unidos, Annie Marquier en Francia o Josep María Caralps en España aseguran que es posible. Muchos más son los casos conocidos de personas que afirman recibir flashes que les conectan con los recuerdos de sus donantes de órganos. Algunos se jactan de haber identificado al asesino que acabó con la vida de la persona de la que heredaron su corazón, médula o hígado.
Todas las células pueden almacenar recuerdos, así como todas las células tienen el ADN de su dueño, argumentan. Hay neuronas repartidas por todo nuestro organismo, por lo que se puede extrapolar que hay información almacenada de la cabeza a los pies. Algunos se animan a hacer cálculos y afirman que en el corazón hay 40.000 neuronas, por los 100.000 millones que se estima que hay en el cerebro. No son muchas, en proporción, pero suficientes para almacenar recuerdos, según estas tesis. ¿Un aval científico a las corazonadas?
"El corazón es 5.000 veces más poderoso que el cerebro", afirman algunos médicos defensores de la llamada Neurocardiología"
Los defensores de la Neurocardiología, que estudia el corazón como órgano neurológico, aseguran que el corazón es 5.000 veces más poderoso que el cerebro, puesto que genera un campo electromagnético 5.000 veces mayor, por lo que el potencial de la inteligencia del corazón está por descubrir. Otros no lo ven tan claro.
Muchos médicos y científicos recelan de esta capacidad del corazón. Sí hay memoria inmunológica, pero no memoria cognitiva, afirman. Y llaman la atención sobre el hecho de que la mayor parte de los testimonios de personas trasplantadas que afirman tener recuerdos ajenos vienen de EEUU. Allí, el anonimato de los donantes es mucho más frágil que en España, donde resulta muy complicado y legalmente imposible acceder a los datos de la persona de la que procede el órgano. Esta opción de conocer la vida del donante facilita la fabulación de que su órgano lleva alguno de sus recuerdos o gustos, afirman los escépticos.
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