Carol Rovira es Alicia, la hija mediana de Gregorio en Señor, dame paciencia

Alicia tiene un alma de abogado de pleitos pobres, un carácter endemoniado y una concienciación a prueba de balas, te sale lo que te sale. Se ha convertido en una perroflauta de manual.

Feminista radical, pero de las que se escriben texto en los pechos y salen a gritar a la calle. ¿Pero dónde se ha visto que su niña del barrio de Salamanca se haya transformado en tal persona?

Gregorio no gana para disgustos con ella, porque ésta sí que le planta cara cada dos por tres, no se calla nunca. Y le tocará de vez en cuando irse a vivir con ella a una corrala de Lavapiés, por donde pululan día y noche activistas de todo tipo, politólogos antisistema, artistas bohemios e intelectuales de baratillo; eso sí: ninguno con el pelo corto o calzado cerrado.

Y de parejas, ni hablemos: atarse a una persona y tener una relación monógama está bien para rancios como su padre y su madre, Alicia prefiere abrazar el poliamor y huir de las etiquetas.