El misionero Luis Perez está en Makeni en el centro de la epidemia de ébola en Sierra Leona. Uno de los grandes problemas que existen en estos países son los niños que han perdido a sus padres como consecuencia del ébola. "La realidad es que en África el niño huérfano no existe porque las familias son extensas y siempre hay algún familiar que los acoge, pero eso ha cambiado con el ébola. Cuando unos niños han perdido a sus padres por esa enfermedad ningún familiar los acoge. Hay miedo y estos niños quedan estigmatizados. Por eso se ha creado aquí dos centros para acogerlos".
En cuanto a las medidas de protección que utilizan tanto los misioneros como los médicos que trabajan en esta zona, Luis Pérez asegura a Espejo Público que son sencillas. "Evitamos todo contacto físico con la gente, en las iglesias no se da la paz con la mano y nos lavamos continuamente las manos, pero nada más. Hacemos vida normal".
Este misionero asegura que lo que se está viviendo en este país es un caos. "Todo o que supone concentración de gente está cerrado. Cines, bares, escuelas, academias, todo está cerrado. Visitamos a la familias que están bien, porque a las que están mal, o se llevan al enfermo o si se tiene que quedar en casa, porque aquí está todo saturado, se aisla la casa y se la rodea con militares. Ni podemos entrar, ni nadie puede salir".
José Luis Garayoa es misionero agustino recoleto y natural de Pamplona. Lleva 10 años viviendo en Sierra Leona y atiende a 200 aldeas en una de las zonas más peligrosas, el distrito de Bombali. "Escucho demasiadas personas sin sentido común, parece que a noticia cuanto más drámatica peor. Yo no se ni cuando me voy a topar con el ébola. Lo conocemos, sabemos cómo actuar y ya está. Aquí se me mueren más niños con malaria, fiebres tifoideas y hambre Si la gente estuviera aquí en África se les bajaría la tontería".